La alimentación consciente es una forma de comer que se basa en la atención plena, es decir, en prestar atención al momento presente, a las sensaciones, los pensamientos y las emociones que surgen alrededor de la comida.
La alimentación consciente implica ser consciente de lo que se come, cómo se come, cuándo se come, por qué se come y cómo afecta a nuestro cuerpo y a nuestra mente.
Los beneficios de la alimentación consciente son múltiples, tanto para la salud física como para la salud mental. Algunos de ellos son:
- Ayuda a controlar el peso. Al comer de forma consciente, se aprende a reconocer las señales de hambre y saciedad del cuerpo, lo que evita comer por ansiedad, aburrimiento o hábito. Además, al comer más despacio y saboreando los alimentos, se aumenta la satisfacción y se reduce el consumo de calorías.
- Mejora la relación con la comida. Al comer de forma consciente, se deja de ver la comida como un enemigo o una recompensa, y se empieza a ver como una fuente de nutrición y placer. Se evitan las dietas restrictivas y los atracones, y se acepta la diversidad y la flexibilidad alimentaria.
- Reduce el estrés y la ansiedad. Al comer de forma consciente, se practica la atención plena, que es una técnica de meditación que ayuda a relajar la mente y el cuerpo. Se reduce el nivel de cortisol, la hormona del estrés, y se mejora el estado de ánimo y el bienestar.
Para practicar la alimentación consciente en la vida diaria, se pueden seguir algunas estrategias sencillas, como:
- Antes de comer, hacer una pausa y respirar profundamente. Preguntarse si se tiene hambre física o emocional, y qué tipo de alimento se desea.
- Durante la comida, eliminar las distracciones, como el móvil, la televisión o el ordenador. Centrarse en los sentidos: observar los colores, los olores, las texturas y los sabores de los alimentos.
- Mientras se come, masticar bien cada bocado y hacer pequeñas pausas entre ellos. Beber agua para hidratarse y facilitar la digestión.
- Después de comer, prestar atención a las sensaciones corporales. Notar si se está satisfecho o si se quiere más. Agradecer la comida y el momento.
En conclusión, la alimentación consciente es una forma de comer que nos permite disfrutar más de los alimentos y cuidar mejor de nuestra salud. No se trata de seguir unas reglas o unas prohibiciones, sino de escuchar a nuestro cuerpo y a nuestra mente. La alimentación consciente es un hábito que se puede aprender y practicar con paciencia y constancia.